El Gobierno nacional decidió marcarle un límite definitivo a Axel Kicillof: no habrá un solo peso de deuda nueva para la Provincia de Buenos Aires. La administración de Javier Milei solo aprobará el refinanciamiento del pasivo ya existente y rechazará la posibilidad de que el mandatario bonaerense acceda a fondos adicionales, aun después de que la Legislatura provincial le concediera la autorización para endeudarse por hasta 3.685 millones.
La definición, anticipada desde Casa Rosada, se sostiene en un argumento central: la provincia incumple la Ley de Responsabilidad Fiscal al intentar expandir el gasto por encima de la inflación. Fue el propio ministro de Economía, Luis Caputo, quien lo planteó con crudeza. “Buenos Aires no está cumpliendo con la regla. Por lo tanto, técnicamente, lo que es deuda nueva no debería ser aprobada”, afirmó en una entrevista televisiva.
La señal a Kicillof es clara. Mientras la Nación sostiene a rajatabla el equilibrio fiscal, no convalidará que una provincia continúe endeudándose para financiar un gasto que crece más rápido que los ingresos. La única vía habilitada será el rollover: refinanciar vencimientos a mejores tasas sin agrandar el pasivo.
En la sesión del jueves, el gobernador logró que el peronismo y bloques aliados acompañaran el proyecto de endeudamiento, avalado tras negociar incluso una reforma exprés de la Carta Orgánica del Banco Provincia. Sin embargo, la Casa Rosada le marcó un límite inmediato al bloque libertario: solo acompañar el refinanciamiento.
Sebastián Pareja, referente de La Libertad Avanza en la provincia, fue categórico: “Kicillof puso toda la carne en el asador para tener una provincia endeudada por dos años y financiar su carrera presidencial. Le tiraron un litro de nafta a una casa que ya estaba prendida fuego”.
La Nación, que en las últimas semanas habilitó endeudamientos a CABA, Santa Fe y Córdoba, no está dispuesta a replicar ese aval en Buenos Aires. La diferencia es simple: esas jurisdicciones tienen cuentas ordenadas. La provincia de Kicillof no.
Después del último encuentro en Casa Rosada, el jefe de Gabinete Manuel Adorni anunció que el Consejo de Mayo impulsa una norma que refuerce un principio básico: ninguna provincia podrá solicitar deuda nueva si tiene déficit primario. La única excepción serán los rollovers o situaciones críticas de riesgo crediticio.
El mensaje político es transparente. En la nueva era fiscal, ya no se tolerará que los gobernadores gasten más de lo que recaudan y pretendan cubrir el desequilibrio con deuda que luego terminan pagando los contribuyentes de todo el país.
El vínculo entre Milei y Kicillof es tenso desde el inicio, pero esta definición acelera la ruptura. Para la Nación, el gobernador pretende profundizar el déficit mientras pide más financiamiento. Para la Provincia, en cambio, todo forma parte de una disputa política que busca limitar su margen de acción.
Desde el gobierno bonaerense aseguran que podrán demostrar que los montos solicitados son exclusivamente para refinanciación. Sin embargo, en la Casa Rosada no ven más que inconsistencias y gasto desbordado.
El ministro de Gobierno provincial, Carlos Bianco, pidió reunirse con el titular del Interior, Diego Santilli. La respuesta fue tibia y cargada de ironía. En el oficialismo nacional prometen que el encuentro podrá concretarse, pero solo después de terminar la ronda con los gobernadores aliados.
Por ahora, la señal es contundente: la era del endeudamiento irresponsable terminó. Y Kicillof será el primer gobernador en enfrentarse al nuevo orden fiscal.