Trump desbarata red criminal que explotaba a miles de niños migrantes
El gobierno de Donald Trump convirtió el drama de los menores migrantes en un punto de quiebre de su política de seguridad. Según el Zar de la frontera, Tom Homan, la administración republicana logró rescatar a más de 62.000 niños que habían ingresado solos al país durante el mandato de Joe Biden y quedaron expuestos a redes de explotación, abuso y trabajo forzado.
Homan detalló en Fox & Friends que los equipos federales se encontraron con situaciones límite: menores alojados con adultos sin vínculo familiar, chicos trabajando en condiciones ilegales y casos de explotación sexual administrados por organizaciones que se aprovecharon del vacío de control que dejó la Casa Blanca demócrata. “Eran escenarios que ningún país serio puede tolerar. Rescatarlos era innegociable”, sostuvo.
El operativo incluyó verificaciones de hogares, entrevistas de bienestar y cruzamiento de datos con agencias estatales para localizar a menores cuyo paradero había quedado sin seguimiento bajo la gestión Biden. La magnitud del descontrol quedó plasmada en los propios informes del Departamento de Seguridad Nacional: entre 2019 y mayo de 2024, cerca de 291.000 menores fueron liberados sin notificación de comparecencia ante tribunales, un mecanismo básico de trazabilidad que simplemente no existió.
Durante la campaña de 2024, Trump y Homan advirtieron repetidamente que más de 300.000 chicos estaban “fuera del radar”, un número que expuso la fragilidad del sistema migratorio heredado y la falta de controles sobre quienes quedaban a cargo de ellos. La presión aumentó cuando trascendió la frustración de Biden ante su propio gabinete por la incapacidad de manejar la crisis.
El colapso fronterizo se reflejó también en los números: diciembre pasado registró más de 301.000 encuentros en la frontera suroeste, un récord que luego cayó a 11.710 en octubre, según la CBP. Para Homan, el rescate masivo de menores muestra “lo que ocurre cuando se aplica la ley sin titubeos”.
El caso reabrió el debate central: mientras organismos de protección infantil reclaman controles permanentes para evitar que los menores vuelvan a caer en manos de explotadores, el gobierno republicano sostiene que la única política efectiva es la que combina seguridad fronteriza estricta, trazabilidad obligatoria y tolerancia cero frente a cualquier red criminal que utilice a niños como mercancía.
La discusión sigue abierta, pero una conclusión es innegable: sin una frontera controlada, la vulnerabilidad infantil se convierte en negocio. Y en esta ocasión, la intervención del gobierno de Trump logró cerrar una de las redes más peligrosas de los últimos años.
