Tinogasta vivió días especiales con la llegada de un grupo de cineastas, técnicos y actores provenientes de la región de Atacama. No llegaron solo a mostrar una película: llegaron a reencontrarse con sus raíces. Taita Kolla es más que un filme; es una reconstrucción íntima de la vida del arriero Marcos Bordón Reales, nacido en Palo Blanco a fines del 1800 y fundador de una extensa familia del otro lado de la cordillera.
Christian Millán, director del proyecto audiovisual, explicó que esta es su segunda visita a la zona: “Vinimos en enero a grabar parte de la película en Palo Blanco. El 80% restante lo hicimos en Chile. Esta vez regresamos para hacer el estreno mundial aquí, donde nació la historia que contamos”.

El estreno, realizado el último sábado en Palo Blanco, superó todas las expectativas. “Habían puesto 115 sillas y había más del doble de gente de pie”, contó entre risas Martín Mancilla, protagonista de la película y tío del director. “Fue emocionante. La gente se conectó con nosotros, y nosotros con ellos. Sentíamos que el abuelo volvía a su tierra”.

La película retrata la vida del arriero Marcos Bordón Reales, quien dejó Palo Blanco para establecerse en Copiapó, donde formó una familia de 11 hijos. Su descendencia hoy está repartida entre ambos lados de la cordillera.
“Lo que nosotros mostramos no es ficción: es real. Son ceremonias, costumbres, recorridos. Es parte de nuestra identidad Coya y también parte del ADN argentino”, destacó Millán.
La producción, realizada con apoyo de las empresas mineras, significó para el equipo un gran paso: “Al principio no teníamos nada… una cámara y ganas. Después vinieron más oportunidades, y cuando llegamos a Hollywood con un cortometraje de misterio y salimos segundos entre cien países, las empresas empezaron a confiar”.
Consultado sobre el camino recorrido, Millán fue claro: “La disciplina está por sobre la inteligencia. Lo más difícil no es filmar: es empezar. Con un celular y un buen equipo de trabajo se puede llegar lejos. Nosotros llegamos a Cannes, San Sebastián, Hollywood y hasta tuvimos estrenos simultáneos en Nueva York y Los Ángeles. No porque seamos famosos, sino porque nos animamos”.
El equipo completo de Canal Paipote acompañó la visita: actores, camarógrafos, técnicos y hasta niños, entre ellos Tomás, hijo del director, quien debutó en cine a los 6 años y ya participó de festivales internacionales.
“Cuando uno cree en lo que hace, se puede. El sol sale para todos”, agregó Martín Mancilla con tono inspirador. “Y si algo o alguien no suma, hay que dejarlo atrás y seguir caminando”.
Durante la charla, surgió un tema profundo y transversal: la unión histórica entre ambos lados de la cordillera.
“Antes lo llamaban arriero. Hoy lo llamamos corredor bioceánico. Pero en esencia, es lo mismo: familias, historias y economías que iban y venían sin fronteras”, reflexionaron los invitados.
Entre emociones, recuerdos y bromas sobre padres perdidos desde hace 40 años, quedó claro que esta película despertó algo más que interés cinematográfico: reactivó un vínculo cultural que siempre existió y que estaba esperando volver a cruzar la cordillera.
El equipo dejó en Palo Blanco el material completo del cortometraje para su difusión y expresó su deseo de que el municipio, Cultura y otros organismos puedan acompañar la iniciativa.
“Esto es para compartirlo con todos. No es una película cualquiera: es una pieza histórica”, afirmaron.