Argentina se prepara para dar un giro clave en su política financiera: volver a los mercados internacionales después de un prolongado período de aislamiento. Según información publicada por Bloomberg, funcionarios del Ministerio de Economía trabajan en una hoja de ruta que permitiría emitir deuda en el exterior durante el primer trimestre de 2026.
Las señales que observan en el Palacio de Hacienda son alentadoras. Los bonos argentinos en dólares continúan recuperando valor y sus rendimientos bajaron a la zona del 10%, un nivel que el ministro Luis Caputo calificó como “razonable” para considerar una nueva colocación.
La mejora, interpretada como una muestra de mayor estabilidad financiera, abre la puerta a un regreso que el Gobierno aspira a concretar sin estridencias, pero con impacto en el frente económico.
La estrategia contempla una serie de operaciones orientadas a mejorar el perfil de deuda y reducir el costo del financiamiento:
Canje de deuda con pago en efectivo para atraer a los tenedores de bonos.
Recompra de títulos por hasta USD 5.000 millones mediante un repo, buscando elevar la paridad y suavizar los vencimientos.
Uso de bonos de importadores como garantía para cubrir obligaciones inmediatas, especialmente las de enero.
El objetivo, según las fuentes consultadas, es comprimir entre 100 y 150 puntos básicos la curva de rendimientos y acercar el costo de financiamiento a niveles similares a los que hoy obtienen las principales empresas argentinas, que pagan entre 7% y 8%.
Caputo presentó en reuniones con inversores una agenda más amplia que acompañará los movimientos financieros:
Programa de compra de bonos con vencimiento en 2029 y 2030.
Hoja de ruta para recomponer reservas.
Normalización progresiva del mercado financiero.
La intención oficial es transmitir previsibilidad, reducir el riesgo país y abrir el camino hacia un acceso sostenible al crédito internacional.
Si la operación se concreta, será la primera gran colocación internacional desde 2018, un año que marcó un pico para el acceso de Argentina a los mercados globales. En aquel entonces:
El riesgo país se ubicó en 360 puntos, el nivel más bajo desde 2015.
El Tesoro colocó casi USD 9.000 millones.
En una sola jornada se emitieron USD 16.500 millones, un récord histórico para un país emergente.
Las ofertas superaron los USD 68.600 millones, con rendimientos inferiores a los de otros bonos con calificación similar.
Para el Gobierno, volver a los mercados significaría:
Obtener financiamiento a tasas más bajas.
Reordenar el perfil de deuda externa.
Reforzar la acumulación de reservas.
Brindar mayor previsibilidad a empresas e inversores.
De todos modos, el éxito de la operación dependerá del rumbo fiscal, de la evolución del riesgo país y de que continúe el proceso de baja en los rendimientos de los bonos argentinos.