Durante las últimas 48 horas un equipo técnico trabajó intensamente para restablecer el suministro, pero el diagnóstico fue lapidario: el pozo está completamente seco. De esta manera, la localidad pierde una de sus principales fuentes de abastecimiento de agua potable, lo que agrava la situación de cara a los próximos meses.
Las sospechas recaen sobre la extracción intensiva de agua en la zona de cordillera, donde el consumo para actividades industriales sería determinante en la disminución de las reservas hídricas.
Aunque aún es prematuro confirmar las causas, los especialistas advierten que el panorama podría tornarse sumamente complicado frente a la estación estival, cuando la demanda de agua crece de manera exponencial.
La comunidad de Fiambalá permanece en alerta y exige respuestas urgentes a las autoridades, mientras técnicos y organismos analizan alternativas para mitigar la emergencia.